Inmortalidad

No, no fue tan efímera la historia
De nuestro amor: entre los folios tersos
Del libro virginal de tu memoria,
Como pétalo azul está la gloria
Doliente, noble y casta de mis versos.

No puedes olvidarme: te condeno
A un recuerdo tenaz. Mi amor ha sido
Lo más alto en tu vida, lo más bueno;
Y sólo entre los légamos y el cieno
Surge el pálido loto del olvido.

Me verás dondequiera: en el incierto
Anochecer, en la alborada rubia,
Y cuando hagas labor en el desierto
Corredor, mientras tiemblan en tu huerto
Los monótonos hilos de la lluvia.

¡Y habrás de recordar! Esa es la herencia
Que te da mi dolor, que nada ensalma.
¡Seré cumbre de luz en tu existencia,
Y un reproche inefable en tu conciencia
Y una estela inmortal dentro de tu alma!

 

Amado Nervo

Cuando sea mi vida

Cuando sea mi vida,
Toda clara y ligera
Como un buen río
Que corre alegremente
A la mar,
A la mar ignota
Que espera
Llena de sol y de canción.
Y cuando brote en mi
Corazón la primavera
Serás tú, vida mía,
La inspiración
De mi nuevo poema.
Una canción de paz y amor
Al ritmo de la sangre
Que corre por las venas.
Una canción de amor y paz.
Tan solo de dulces cosas y palabras.
Mientras,
Mientras, guarda la llave de oro
De mis versos
Entre tus joyas.
Guárdala y espera.

 

Antonio Machado