La poesía es un arma cargada de futuro

LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,

mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,

fieramente existiendo, ciegamente afirmado,

como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente

los vertiginosos ojos claros de la muerte,

se dicen las verdades:

las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas

que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,

piden ser, piden ritmo,

piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,

con el rayo del prodigio,

como mágica evidencia, lo real se nos convierte

en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria

como el pan de cada día,

como el aire que exigimos trece veces por minuto,

para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan

decir que somos quien somos,

nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.

Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo

cultural por los neutrales

que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.

Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren

y canto respirando.

Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas

personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,

y calculo por eso con técnica qué puedo.

Me siento un ingeniero del verso y un obrero

que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta

a la vez que latido de lo unánime y ciego.

Tal es, arma cargada de futuro expansivo

con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.

No es un bello producto. No es un fruto perfecto.

Es algo como el aire que todos respiramos

y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo

como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.

Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.

Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

Gabriel Celaya

Pablo Neruda. Poema 18 (parte)

Poema 18

 

Aquí te amo.

En los oscuros pinos se desenreda el viento.

Fosforece la luna sobre las aguas errantes.

Andan días iguales persiguiéndose.

 

Se desciñe la niebla en danzantes figuras.

Una gaviota de plata se descuelga del ocaso.

A veces una vela. Altas, altas estrellas.

 

O la cruz negra de un barco.

Solo.

A veces amanezco, y hasta mi alma está húmeda.

Suena, resuena el mar lejano.

Este es un puerto.

Aquí te amo.

 

Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte.

Te estoy amando aún entre estas frías cosas.

A veces van mis besos en esos barcos graves,

que corren por el mar hacia donde no llegan.

 

Ya me veo olvidado como estas viejas anclas.

Son más tristes los muelles cuando atraca la tarde.

Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta.

Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante.

 

Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos.

Pero la noche llega y comienza a cantarme.

La luna hace girar su rodaje de sueño.

 

Me miran con tus ojos las estrellas más grandes.

Y como yo te amo, los pinos en el viento, quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre.

 

Pablo Neruda

Oda al amor secreto

Oda al amor secreto
Tú sabes
Que adivinan
El misterio:
Me ven,
Nos ven,
Y nada
Se ha dicho,
Ni tus ojos,
Ni tu voz, ni tu pelo,
Ni tu amor han hablado,
Y lo saben
De pronto,
Sin saberlo
Lo saben:
Me despido y camino
Hacia otro lado
Y saben
Que me esperas.
Alegre
Vivo
Y canto
Y sueño,
Seguro
De mí mismo,
Y conocen,
De algún modo,
Que tú eres mi alegría.
Ven
A través del pantalón oscuro
Las llaves
De tu puerta,
Las llaves
Del papel, de la luna
En los jazmines,
El canto en la cascada.
Tú, sin abrir la boca,
Desbocada,
Tú, cerrando los ojos,
Cristalina,
Tú, custodiando
Entre las hojas negras
Una paloma roja,
El vuelo
De un escondido corazón,
Y entonces
Una sílaba,
Una gota
Del cielo,
Un sonido
Suave de sombra y polen
En la oreja,
Y todos
Lo saben,
Amor mío,
Circula entre los hombres,
En las librerías,
Junto a las mujeres,
Cerca
Del mercado
Rueda
El anillo
De nuestro
Secreto
Amor
Secreto.
Déjalo
Que se vaya
Rodando
Por las calles,
Que asuste
A los retratos,
A los muros,
Que vaya y vuelva
Y salga
Con las nuevas
Legumbres del mercado,
Tiene
Tierra,
Raíces,
Y arriba
Una amapola,
Tu boca:
Una amapola.
Todo
Nuestro secreto,
Nuestra clave,
Palabra
Oculta,
Sombra,
Murmullo,
Eso
Que alguien
Dijo
Cuando no estábamos presentes,
Es sólo una amapola,
Una amapola.
Amor,
Amor,
Amor,
¡Oh flor secreta,
Llama
Invisible,
Clara
Quemadura!

Pablo Neruda

Si mi voz muriera en tierra

Si mi voz muriera en tierra,
Llevadla al nivel del mar
Y dejadla en la ribera.
Llevadla al nivel del mar
Y nombradla capitana
De un blanco bajel de guerra.
Oh mi voz condecorada
Con la insignia marinera:
Sobre el corazón un ancla
Y sobre el ancla una estrella
Y sobre la estrella el viento
Y sobre el viento una vela.

Rafael Alberti